Vi una
palabra. Nos volvimos amigos.
Me
enamoré. La perseguí.
Casi
morí al beber el elocuente veneno.
Vine a
la vida al beber el elocuente hidromiel.
Hice
fuego y cociné alimentos de palabras.
Moldeé
balas de mis palabras y disparé a mis enemigos.
Hice
una cruzada con la bandera de la palabra,
Juzgué,
perdoné y azoté de acuerdo a las palabras.
Puse mi
fe en la palabra. Me engrosé con ella.
Estaba
dispuesto a morir por las palabras.
La
palabra me disparó y colapsé entre las palabras,
Para
resucitar con la palabra y podrirme en ella.
Me enfrenté
a la palabra en una pelea de un solo bando,
Me
dejaron sin palabra. Enviado a mí mismo.
Me
cansé de la molesta Palabra,
La
palabra de la que carezco en mi destino.
Ulugbek
Esdauletov
Kazajstán